A veces los viajes los podemos hacer diferentes, no siempre significa el que tener una maleta de 20kg para que este sea así. Este es el caso de uno de esos viajes, la reforestación del Iztaccihuatl.
Me enteré de esto gracias a una amiga que va a un centro de yoga (amma yoga) y organizaron este evento. Tengo que decirles que está en mi bucketlist plantar un árbol desde cero así que me super interesó! Así que, me apunté y decidí ir con ella y con otra amiga que se llama Ilse.
El viaje estuvo divertido, mucha risa y plática entre todas. Mientras subíamos las faldas del volcán podíamos ver diferentes paisajes que te sacan un buen suspiro y solo quieres quedarte ahí un buen rato pensando en qué es lo que uno se pierde todos los días en la ciudad.
Cuando llegamos las instrucciones eran fáciles, un ingeniero agrónomo nos explicó como plantar los árboles para que crecieran bien en ese bosque. Cabe recalcar que el lugar en donde plantamos no todo el mundo va, lo cual lo hacía más lindo.
No sé como explicarles que el momento en el que respiras aire fresco se siente súper diferente en tus pulmones, es íncreible. Caminamos por el bosque hasta encontrar una pendiente que casi no tenía árboles, así que decimos estar ahí un buen rato plantando y llenándonos de tierra completamente.
Me gustaría que la gente hiciera esto alguna vez en su vida o que aliente a hacerlo de alguna forma. Llevar a sus hijos, hermanos, nietos, etc. Es algo que te llena el alma un poco.
Después de plantar estuvimos caminando un buen rato por el bosque junto con los demás, para encontrarnos con un rio. Obviamente yo quería investigar más y caminar rio arriba para poder ver que más había y a qué le podía tomar foto o video. Cuando encontré esto:
No saben lo que sentí, fue como una mezcla de sentimientos porque siento que encontré un tesoro, algo poético. Me imagino toda una historia detrás de esa muñeca que algún niñx dejo tirada, inmersa en el bosque y olvidada en el agua 💦💕 creo que momentos como este es el que hacen que un viaje sea único e inmemorable.
Después de una larga mañana, regresamos a Puebla, en donde el aire y el ruido era totalmente diferente y mi cuerpo lo sentía. ¿Ustedes creen que si cuente como viaje, o no?
